La respuesta corta a esta pregunta es ‘Sí’. La más ajustada a la realidad es ‘Sí, pero…’ o, mejor aún ‘Depende’. Ya he hablado aquí de lo importante que es para un redactor de contenidos la versatilidad y la flexibilidad. Los profesionales nos metemos con la creación de textos de ingeniería industrial, logística o tecnología con la misma soltura con la que acometemos proyectos en los que hablamos de maquinaria de jardinería, alimentación vegana o deporte de alto rendimiento.
En ese sentido tenemos que estar preparados para cualquier tipo de escenario — con el proceso de investigación y formación adecuado, algo de lo que hablaré otro día —, porque se trata de facturar y cobrar cada uno de esos proyectos. Pero que seamos profesionales poliédricos no significa que no tengamos, cada uno de nosotros/as, unos determinados límites éticos.
Desconozco si el gremio de los escritores por encargo tiene algún código deontológico definido. Sí sé que muchos profesionales del marketing empiezan a unir fuerzas, para lograr que su trabajo tenga una determinada orientación ética, un sentido y una finalidad que nos haga mejores, como colectivo social. Por otro lado, las «reglas de juego» de cada uno son las que determine su propia conciencia. Porque, efectivamente, contamos con una.
No, en la creación de contenido no vale cualquier cosa
Este no es el lugar para analizar las bondades y las perversiones del capitalismo como sistema socio económico y político. Pero, en el mundo del marketing digital y la creación de contenido también existen transmisión de valores y limitaciones. El hecho de abonar el precio de mis servicios no otorga carta de naturaleza automática al pagador para que hable de ciertos aspectos con los que no tengo por qué estar de acuerdo, desde una perspectiva ética o incluso filosófica. En algunos casos — no demasiados, por suerte — el cliente no tiene la razón. El dinero no es excusa para crear «mierda».
Por lo que a mí respecta, por mucho presupuesto que haya disponible para la creación de contenido, no estoy dispuesto a mezclarme con empresas o profesionales vinculados a la pseudo ciencia, el pensamiento mágico, las prácticas que pongan en riesgo la salud física o psicológica de los demás o que pretendan explotar a personas vulnerables, con independencia de su grado de vulnerabilidad o su origen.

Por supuesto, tampoco soy el proveedor de servicios adecuado si una empresa no es transparente, tiene antecedentes de prácticas poco éticas, es una tapadera para una estafa piramidal o está buscando dar el pelotazo a cualquier precio. Y tampoco si mi potencial cliente es un aspirante a influencer, un gurú o un iluminado del pensamiento positivo y el coaching. Aunque mis textos no lleven firma, sé perfectamente qué contenidos son obra mía y hay ciertos asuntos que no me permitirían dormir tranquilo, si traspaso según qué barreras.
Necesitas alinearte con tu redactor y viceversa
Y no sólo me refiero a coincidir en plazos, estrategias, objetivos y en las acciones necesarias para llegar a ellos. También tiene que existir cierta sintonía intangible, que tiene que ver con la comunicación no verbal y la intuición, con la finalidad que tiene determinado proyecto más allá de vender más o posicionar mejor, por poner algunos ejemplos.
Es cierto que no todos los límites son iguales, para todos los profesionales. Pero sí es seguro que un buen profesional, de esto o de cualquier sector, lo es en la medida en que también tiene presente siempre una brújula ética relativamente firme. Ganar dinero es el objetivo que todos tenemos en mente. Pero no puede ser el único objetivo, lo único que guíe nuestra actividad y nuestra vida.
Ten por seguro que, al igual que vas a investigar mi perfil profesional, mi trayectoria, el perfil de mis anteriores clientes, etc. yo también haré lo posible por saber quién eres y a qué dedicas tus esfuerzos. Si hay algún intangible que no me convence del todo… no podremos trabajar juntos. Y te lo diré sin tapujos, llevo demasiado tiempo en esto como para perderlo y ganar una úlcera de estómago y horas de insomnio. Es lo que hay.