¿Redactor de contenidos? Diga mejor esclavo

No por frecuente deja de sonrojar: dentro del cajón de sastre de la «creación de contenido» tienen cabida las tropelías laborales más dolorosas. Ya he dicho aquí en más de una ocasión que el trabajo de los copywriters parece fácil, aunque no lo sea. No es ingeniería aeroespacial, es cierto. Pero un buen trabajo requiere experiencia y esfuerzo. Y en la conciencia general está asentada la idea de que esto lo hace cualquiera y por lo tanto no tiene asociado un coste.

Pero es que el mercado está como está. Y uno tiene que encontrar ofertas como la que se denunciaba públicamente en redes sociales, hace poco. Resumo sucintamente el tema, aunque tienes la captura de imagen un poco más abajo. Media jornada, sueldo entre los 75€ y los 200€ cada dos semanas. Imprescindible estar dado de alta como autónomo. Precio de las 100 palabras: 0,40€. Esto es, por 1.000 palabras — aproximadamente unos dos folios de texto — el montante para quien escribe asciende a 4€. Si al potencial redactor le parece poco… el demandante de empleo deja las cosas claras: «trabajamos con grandes volúmenes de redacciones diarias» (sic). Traducido, ya sabemos que parece poco, pero tenemos textos para aburrir.

Los «contenidos de calidad» no van bien con la producción en masa

Captura de imagen de la oferta de trabajo de la que habla el post

Como bien decía el tuitero en cuyo timeline leí la oferta, si esta es la única fuente de ingresos teórica de una persona ésta tendría que entregar 75.000 palabras — unos 150 folios de texto, la extensión de cualquier novelita decente — únicamente para pagar la cuota de autónomos, imprescindible para seguir atada a semejante dogal. Estamos hablando de ganancia cero, sólo para mantener la condición de trabajador por cuenta propia. Y eso entregando diariamente cinco folios de texto, incluidos fines de semana.

Entiendo que no parece mucho, pero lo es. Para redactar esto que estás leyendo — entre las 600 y las 700 palabras, calculo — voy a dedicar aproximadamente 45-50 minutos. Una hora, si me atasco. Y eso en mi espacio personal, sabiendo más o menos lo que quiero decir de antemano y sin ningún tipo de limitación editorial.

Cuando tienes que redactar lo mismo en extensión, pero hablando de cojinetes, cursos de inglés, hoteles, software de recursos humanos o fibra óptica tienes que «aprender» un poco del tema, antes de redactar. Además, debes tener en cuenta criterios de posicionamiento SEO, palabras clave y el estilo de redacción que le conviene más al cliente o al producto, porque no se escribe igual para una web corporativa que para un folleto que se repartirá en un congreso internacional. Todo eso se traduce en tiempo. Y en conocimientos que se adquieren también con muchos, muchos tecleos a lo largo de muchos, muchos años.

Es el mercado, amigo

Si además quieres que un texto tenga esa «calidad» que todo el mundo busca, pero que nadie paga… tienes que tener claro que no la vas a encontrar pagando 0,40€ las 100 palabras. O puede que sí, pero no durante mucho tiempo. Esta forma de trabajar a destajo, como si fueras una máquina, no suele haber cuerpo ni cabeza que la resista más allá de un mes o dos. Desconozco cuál es el modelo de negocio de Redactaria — que es al parecer la responsable de la ominosa oferta —, pero me temo que está en ofrecer volumen, sin prestar atención al contenido que están vendiendo, probablemente en régimen de subcontrata a sus clientes.

Alguien aceptará esa oferta de trabajo. Porque el hambre y las circunstancias de cada uno no saben de estas melindres. Es fácil recurrir a redactores en castellano que viven en países cuyo SMI está muy por debajo del paupérrimo que manejamos en España. Y donde 75€ pueden solventar muchas apreturas. Pero, ni es el camino para alcanzar una vida digna, ni está eliminando ese tropo que domina las mentes de los «empresaurios» y que nos deja a los redactores a la altura del betún.

Valga esta entradita como humilde denuncia pública ante este tipo de abusos. Y ante todas las ofertas precarias de este tipo. También como mi llamamiento a la responsabilidad del sector. Si permitimos que estas esclavitudes prosperen sin denunciarlas sistemáticamente vamos a perder todos y todas, a largo plazo. Llegará un momento que los robots hagan mejor que yo lo que, hoy por hoy, aún me da de comer. Mientras tanto, defiendo la dignidad de mi trabajo a través de precios dignos y condiciones de trabajo razonables. Y si quieres contratarme, ten claro que ni mis representantes ni yo mismo vamos a aceptar un salario que no sea digno, razonable y acorde con el sentido común.